Amazon, la mayor tienda online del mundo, no parece tomar medidas suficientes para reducir los engaños en el uso de IA en los libros autopublicados. Tras la reciente inclusión de una casilla en la que el autor debía marcar si había usado o no inteligencia artificial en la elaboración del libro, ahora ha tomado la medida de limitar el número máximo de autopublicaciones a tres libros al día por autor.

Imagen del creador de portadas de Amazon.Creador de portadas de Kindle Direct Publishing, el servicio de autopublicación de Amazon.



​Se trata de una cifra que, para cualquier escritor real, suena a broma o incluso mofa de su profesión. Sin embargo, esta cantidad puede darnos una idea del nivel de abuso que ha podido estar circulando en la plataforma, que ha ofrecido a los lectores gran cantidad de libros generados mediante inteligencia artificial, sin diferenciarlos de los escritos por humanos.



​Muchos lectores se quejan de que la mayoría de estos libros artificiales son preparados por sus creadores para confundirse entre los libros humanos, teniendo incluso muchos de ellos firmas de personas reales, como si fuesen sus auténticos escritores, siendo vendidos a precios similares a los demás a pesar de haber sido generados en apenas unos minutos. De esta forma, es frecuente que al pulsar en el nombre de un autor de Amazon, podamos ver que su lista de publicaciones es interminable.

Vista previa de un libro de KDPImagen de ejemplo de la vista previa de un libro que se va a publicar usando KDP.



​Esta práctica es considerada por muchos lectores como estafa, ya que, además de ser obras creadas en minutos, tienen una calidad literaria muy pobre, son poco originales, están plagadas de incoherencias y diversos tipos de errores que producen una pésima impresión en los lectores. En los casos más flagrantes, los libros publicados son un simple copia y pega de los textos generados por inteligencia artificial, sin tener ningún tipo de revisión o corrección.



​Amazon se ha dado cuenta del descontento de los lectores y ha decidido tomar cartas en el asunto, aunque no de forma muy contundente. Según han explicado en un comunicado, el límite de tres libros al día por autor tiene como objetivo garantizar la calidad y la originalidad de los contenidos, proteger los derechos de autor y evitar el plagio. Por fortuna, Amazon también ha anunciado que revisará periódicamente los libros publicados en su plataforma y eliminará aquellos que incumplan sus políticas o que hayan sido creados con IA sin el debido consentimiento de los autores originales.

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¿Puede la inteligencia artificial sustituir a los escritores? Vídeo del canal de YouTube de La Vanguardia.



​La medida de Amazon no está siendo bien recibida por parte de los escritores auténticos, que veían con preocupación cómo la competencia se incrementaba de forma desproporcionada con la llegada de la IA, en un trabajo del que, ya de por sí, es difícil vivir de él. Muchos escritores se quejan de que sus obras quedan eclipsadas por el tremendo aluvión de libros generados por bots, que dificultaban la búsqueda de obras de calidad y originales en la plataforma. Otros autores afirman que sus textos han sido plagiados, ya que la inteligencia artificial basa sus escritos en alteraciones de escritos previos, creando así obras derivadas sin la autorización del creador original.



​Lo que está claro es que la inteligencia artificial ha llegado para quedarse y que con el tiempo será difícilmente diferenciable de la inteligencia humana. Un cambio de esta índole no es la primera vez que ocurre en la literatura, ya que la comunicación, siendo un fenómeno que transcurre por diversos medios, ha pasado por muchas transformaciones: comunicación visual, auditiva, no verbal, verbal, escritura a mano, imprenta, autopublicación... y ahora la nueva IA.

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Inteligencia Artificial es una amenaza para escritores y actores de Hollywood. Vídeo del canal de YouTube de Noticias EstrellaTV.



​Algunos autores hacen una comparación de los libros con la comida, los vinos y otros objetos de consumo. Si estos últimos tienen denominación de origen para que el comprador pueda conocer realmente las características de lo que está comprando, los libros deberían también de tener su denominación de origen para que el lector sepa si se trata de un libro humano o artificial. Si legalmente se implantase un sistema similar en los libros, es posible que los problemas del uso ilegítimo de la inteligencia artificial puedan paliarse.



​Tanto lectores como escritores ven necesario regular su uso de la inteligencia artificial en los libros y establecer unas normas éticas que garanticen los derechos de ambas partes. Y, sobre todo, impedir que la inteligencia artificial siga siendo utilizada para simular libros humanos, engañando así a los lectores que pagan por un producto que no es el que pensaban ni de autores reales.